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Muy cerca del volcán Hekla (que este año hemos estado vigilando nuevamente por una «posible e inminente» erupción), se encuentra la madre de todas las cascadas de Islandia: Háifoss.
Considerada como una de las cascadas más alta del país, esta mole de agua del río Fossá que se precipita durante 120 metros hasta impactar contra el fondo del valle de Þjórsárdalur.


Mi visión de «cascada» es exactamente esto. Una inmensa cantidad de agua que violentamente impacta contra el suelo en un territorio totalmente salvaje.
Y es que esta cascada, situada en el sur de Islandia, se encuentra de camino a las ocultas y poco transitadas Highlands o Tierras Altas, lo que hace de ella un espectáculo en un valle rocoso lleno de colores poco frecuentado por los turistas.
Háifoss (pronunciado /Hau-i-foss/) significa “altas cascadas”, y junto a su hermana, Granni, que significa “el vecino”, forman un bello y ensordecedor paisaje que deja boquiabierto a cualquier viajero que cruce junto a ella.
Ambas cascadas provienen del río Fossá y acaban por unirse al Þjórsá, el río más largo de Islandia que transporta el agua proveniente de la nieve de distintos glaciares del país.
Durante primavera y principios de verano el cauce del agua aumenta debido al deshielo que alimenta al Fossá creando un impactante eco en el cañón.

Como en la gran mayoría de las cascadas y elementos naturales que podemos encontrar a lo largo y ancho de la isla, nos topamos con una leyenda sobre la propia cascada:
«Una ogresa vivía en Háifoss (que solía llamarse Fossárfoss antes de recibir este otro nombre en 1912). Vivía de las truchas que atrapaba en la cascada.
Una vez, un adolescente que viajaba por la zona junto a otros viajeros, lanzó una roca en el río, enfureciendo a la ogresa. Esa noche, fue a la tienda donde los viajeroos dormías y trató de sacar al adolescente de la tienda tirando de sus piernas.
Sin embargo, sus compañeros tiraron de él hasta que, después de varios forcejeos, la ogresa dejó que el adolescente se marchase y abandonó su cometido. Sin embargo, el muchacho quedó bastante dolorido y pasó un mes en cama.»– Traducido del folklore de Jón Árnarson
¿Cómo llegar a Háifoss?
Desde Reykjavík hay 134 kilómetros hasta Háifoss. Para llegar nos dirigimos hacia el este por la carretera 1, pasamos la ciudad de Selfoss y giramos a la izquierda en la carretera 30 hasta llegar al diminuto pueblo de Árnes, donde continuaremos por la carretera 32. Justo antes de llegar a la central hidroeléctrica de Sultartangi giramos a la izquierda en una carretera de grava (carretera 332). Al final de esta carretera veremos un aparcamiento a la izquierda donde podremos dejar nuestro vehículo. Recomendación: ir en 4×4.
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